Tres emprendedores españoles desmontan los clichés del mundo ‘startup’

Pepita Marín, de ‘We are knitters’ no había visto un ovillo de lana antes de lanzar su empresa de ‘téjelo tú mismo’ por Internet. En el Work Cafe del Banco Santander habló de sus inicios junto a Pablo Sanagustín, de ONiAd, y Pablo Kurt Verdú, de Filmaffinity.

No es una pasión hecha negocio, que es lo que piensa todo el mundo” aclara de entrada Pepita Marín, que “no sabía tejer y no había cogido unas agujas” antes de fundar en 2011 We Are Knitters (algo así como ‘somos tejedores’) junto a su socio Alberto Bravo. Ocho años después, con clientes de todo el mundo comprando sus kits de tejido y publicando en Instagram sus creaciones de lana, We Are Knitters se ha convertido en un referente de aquella idea tan manida del marketing: hacer dinero vendiendo ‘experiencias’. “Si alguien quiere una bufanda amarilla no se compra un kit para hacer una bufanda amarilla sino que va a Zara y se la compra, por eso siempre decimos que para nosotros es más competencia un cine que Zara”.

La historia comienza durante un viaje a Nueva York de Marín y Bravo, entonces empleados de la auditora PwC, viendo a una “hipster” armada de agujas y ovillo en el metro. Después lo probaron ellos mismos, les encantó la experiencia y decidieron armar su propia empresa. Marín recuerda de esa época que le interesaba la moda “como a cualquier niña de 22 años que le gusta la moda” pero lo que quería era emprender y por eso se lanzó. “Yo creo que si hubiese sido mi pasión hubiese cometido más errores, de esos que te dejas llevar porque te encanta”, resume.

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